La contaminación ambiental, en particular la emisión de dióxido de carbono (CO2), representa uno de los mayores desafíos para la sostenibilidad del planeta y la ingeniería química al igual que otras disciplinas del conocimiento juegan un papel importante en el cuidado del medio ambiente y buscar soluciones efectivas para solucionar este problema.
Los países del bloque europeo y la comunidad occidental emiten en promedio 10 toneladas de CO2 (dióxido de carbono) per cápita al año, mientras que el promedio mundial se sitúa en 5 toneladas anuales. En contraste, en México el promedio es de 3.1 toneladas por persona al año, lo cual, si se pretende alcanzar una sustentabilidad global, debería reducirse a 2 toneladas anuales, señaló Mario Edgar Cordero, profesor de la Facultad de Ingeniería Química Industrial de la UPAEP.
Dijo que una emisión de 3.1 toneladas de CO2 equivaldría aproximadamente a tener encendido un foco de 100 watts durante 116,000 horas al año. Esto implica que cada persona en México emite la misma cantidad de CO2 que requeriría mantener un foco encendido durante 327 horas en un solo día. Estas cifras demuestran claramente la importancia de abordar este problema de manera urgente y efectiva.
Asimismo, comentó que ante este desafío, la ingeniería química propone tres estrategias generales a nivel global. En primer lugar, se destaca la reducción de las emisiones como una de las soluciones clave. Un ejemplo de esta tendencia es el impulso hacia los vehículos eléctricos, que buscan disminuir las emisiones provenientes del transporte. Asimismo, se busca reducir las emisiones de las industrias, reconociendo su impacto significativo en la contaminación.
La segunda estrategia se centra en el manejo de las emisiones ya presentes en la atmósfera. En este sentido, se plantea la captura y almacenamiento de CO2 como una opción viable. Esta técnica busca tratar el CO2 como un desecho peligroso y almacenarlo de manera segura, evitando su liberación a la atmósfera, manifestó el académico.
La tercera tendencia propuesta por la ingeniería química consiste en aprovechar el CO2 capturado y convertirlo en un producto de valor agregado. Por ejemplo, se menciona la posibilidad de convertirlo en metanol u otros químicos útiles. Esta opción no solo ayudaría a reducir las emisiones, sino que también permitiría generar productos con aplicaciones industriales y económicas.
Expresó que el combate a la contaminación y, en particular, a las emisiones de CO2 requiere del enfoque y la expertise de la ingeniería química. La reducción de las emisiones, el manejo adecuado de las emisiones ya presentes en la atmósfera y la transformación de los elementos contaminantes que puedan ser manejados.
Por su parte, Luis Zárate López, profesor de la Facultad de Ingeniería Química de la UPAEP, enfatizó qué si bien México debe asumir la responsabilidad de su huella ambiental, es importante tener en cuenta que la contaminación es un problema global en el cual nuestro país contribuye, pero no es el principal emisor. Países como China, Estados Unidos y los miembros de la Unión Europea, así como regiones con una alta actividad petrolera como Kuwait, generan una gran cantidad de gases contaminantes. Por esta razón, se han llevado a cabo conferencias y tratados internacionales, como los de Kyoto y París, en un esfuerzo por abordar esta magnitud del problema, en el cual los gobiernos desempeñan un papel crucial.
Leer más: Lupita Leal presenta iniciativa de ley para regular imagen de gobierno en Puebla
Zárate López destaca que existen procesos en ingeniería química que ya se encuentran en funcionamiento. Estos implican la introducción de corrientes de gas, que no solo contienen CO2, sino también otros contaminantes resultantes de la combustión, como los óxidos de nitrógeno. Estos productos están presentes no solo en los gases de escape de los automóviles, sino también en otros medios de transporte y en la generación de energía eléctrica a partir de plantas que no son amigables con el medio ambiente, como las termoeléctricas.
Dijo que una medida clave para reducir las emisiones de CO2 es disminuir la quema de combustibles fósiles y aumentar el uso de energías alternativas, como la solar y la eólica. Sin embargo, Luis Zárate señala que, aunque estas fuentes de energía están en constante desarrollo, todavía son insuficientes para satisfacer por completo las necesidades actuales. Por lo tanto, es necesario seguir investigando y desarrollando tecnologías más eficientes y sostenibles.
El problema de la contaminación plástica es una preocupación creciente en todo el mundo, y la ingeniería química se encuentra en la vanguardia de la búsqueda de soluciones, comentó Daniel Pedraza, profesor de la Facultad de Ingeniería Química Industrial de la UPAEP, comparte su visión sobre cómo esta disciplina aborda el desconocimiento, la transformación y el reciclaje de los plásticos.
En este sentido, Daniel Pedraza destaca los avances en el desarrollo de bioplásticos o biopolímeros, que se fabrican a partir de fuentes vegetales renovables. Estos materiales representan una alternativa menos perjudicial para el medio ambiente. Además, los estudiantes también aprenden a transformar los plásticos de manera más eficiente, utilizando menos recursos naturales y energía, lo que conlleva a una mayor productividad.
Sin embargo, el mayor desafío radica en la gestión de los plásticos una vez que han cumplido su vida útil. La falta de conocimiento y la facilidad de desecharlos en la basura son aspectos preocupantes. Pedraza Hernández resalta que la mayoría de los plásticos son totalmente reciclables y que se pueden volver a procesar y transformar en nuevos productos. La ingeniería química brinda a los estudiantes las herramientas necesarias para proponer soluciones innovadoras y mejorar la gestión de los plásticos a corto plazo.
En su participación, Mario Alberto López Mendoza, director de la Facultad de Ingeniería Química Industrial de la UPAEP, expresó que en un esfuerzo conjunto con otros actores sociales, la ingeniería química busca soluciones viables para abordar los graves problemas de contaminación que enfrentamos actualmente.
López Mendoza resalta que ya no estamos en una etapa preventiva, sino que enfrentamos problemas de contaminación serios en diferentes ámbitos, como el suelo, los mares y la atmósfera. La contaminación plástica y las emisiones de dióxido de carbono representan desafíos significativos. Sin embargo, la ingeniería química está realizando importantes contribuciones y es hora de unir esfuerzos para encontrar soluciones efectivas.
Tanto en el ámbito gubernamental, la industria y la sociedad en general, existe una preocupación creciente por estos problemas. En este sentido, la ingeniería química y los profesionales del campo no solo están invitados, sino obligados a asumir un liderazgo en la búsqueda de soluciones y marcar pautas de acción. Desde la investigación en captura de dióxido de carbono hasta la reducción de emisiones, todos tenemos un papel importante que desempeñar, acotó Mario Alberto López.
Señaló la importancia de reducir las emisiones de dióxido de carbono a través de la disminución del consumo y el desarrollo de fuentes de energía renovable. En el caso de los plásticos, si bien se ha avanzado en la sustitución de polímeros derivados del petróleo por biopolímeros, aún queda mucho por hacer. La transición hacia combustibles más sostenibles, como el biodiesel, el bioetanol y el biogás, también requiere un esfuerzo continuo.