La columna El Espectador de Hiroshi Takahashi, que publica Organización Editorial Mexicana –OEM-, que intituló “La otra Batalla de Puebla”, lunes pasado, causó inusual efecto en el medio gubernamental, político y periodístico, donde “Los Pájaros Cantores de Puebla” –para que no digan que este espacio plagia rimbombante nombre- se han dedicado a denostar y criticar severamente al periodista, como a quienes “le compraron” la –peregrina- versión que se alista ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación una impugnación al nombramiento de Sergio Salomón Céspedes Peregrina de Gobernador Sustituto.
Uno de ellos citó:
“Lo que es evidente, es que hay quienes no dejan de suspirar por esa posición a costa de lo que sea. Suspiros convertidos en estertores, con fuerte aroma a Manzanilla”.
Otro plasmó:
“Si no leemos bien, no leemos. O leemos cosas que no existen. (Salvo en mentes delirantes y analfabetas)
“Un analfabeto confundiría una elección con un acto administrativo, como el que se vivió el 15 de diciembre, cuando el Congreso local designó a Sergio Salomón Céspedes Peregrina como gobernador sustituto.
“Alguien que sepa leer no caerá en esa confusión propiciada por el analfabetismo rampante”.
Para rematar:
“Ese falso debate propició que se desataran las más risibles teorías de conspiración.
“Los sospechosistas acusaron a Ignacio Mier Velazco, presidente de la JUCOPO en San Lázaro, y a Fernando Manzanilla, secretario de Gobernación en dos administraciones estatales.
“No faltaron los rumorólogos y sedicentes periodistas que dijeron que los días de Sergio Salomón como gobernador estaban contados”.
Fin de las citas periodísticas.
¿QUIÉN LE VENDIÓ A SALAMÓN
QUE MIER Y MANZANILLA SON
LOS AUTORES DE IMPUGNACIÓN?
Si se toman como ciertos los apuntes arriba citados, lleva a obligada interrogante:
¿Por qué salió Sergio Salomón a defender su designación de Gobernador Sustituto?
¿Acaso leyó cosas que no existen?
-Porque “un analfabeto confundirá una elección con un acto administrativo”, apuntó el Quintacolumnista-
Independiente a ello, el fondo estriba en…
¿Quién le vendió a Céspedes Peregrina que los autores de la impugnación ante el TEPJF fueron Ignacio Mier Velazco y Fernando Manzanilla Prieto?
Y sobre todo…
¿Por qué la compró?
Y sin medir las consecuencias, se lanzó al ruedo.
En rueda de prensa, los acusó –sin ambage alguno- públicamente.
Y exigió al coordinador de los diputados federales de Morena, Ignacio Mier Velazco y al ex secretario de Gobernación Estatal, Fernando Manzanilla Prieto… “Desenmascarar sus verdaderas intenciones y no pretender desestabilizar al Estado”.
Confío –dijo- en que si promueven algún tipo de recurso ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación –SCJN-, esta instancia ratificará su nombramiento, mismo que fue hecho por más de dos terceras partes del pleno del Congreso del Estado el pasado 16 de diciembre.
E invitó a todo el mundo a que se conduzcan con la verdad, que digan Mier y Manzanilla “cuáles son sus verdaderas intenciones, que no busquen generar ruido y desestabilizar a Puebla”.
LA RESPUESTA DE MANZANILLA
La réplica de Fernando Manzanilla Prieto es directa y concreta:
“Niego haber impugnado la designación del gobernador sustituto Sergio Salomón Céspedes, eso solo le corresponde a los partidos políticos”.
Y arrobó a Verónica Vélez Macuil -titular de Comunicación Social del Gobierno-:
… “A @macuilv la exhorto a dejar la grilla y ponerse a trabajar, que bastante falta le ha hecho al @Gob¬_Puebla una estrategia efectiva de comunicación”.
¿Y la refutación de Mier Velazco?
Sencillamente no llegó.
Ni llegará.
¿Por qué?
Al deceso del gobernador Miguel Barbosa Huerta, “Los Pájaros Cantores de Puebla” le endilgaron que buscaba ser el sustituto.
Y que los inquilinos de Palacio Nacional y Bucareli… “lo batearon”.
De ahí el cuestionamiento:
¿Si está en disputa por la candidatura y de serlo, y ganar la elección del 2024… buscaría un mandato de 2 años, cuando tiene la posibilidad de ser gobernador?
Por favor.
Ahora le endilgan que es autor de la impugnación.
Que el Rey Salomón los redima.
Porque si no leemos bien, no leemos.
O leemos cosas que no existen.
Vaya chaleco a la medida del Rey Salomón.
¿O no es así’.
Al tiempo.
