Diálogos en el Infierno | El lenguaje del presidente de México
El discurso que estimula emociones como el rencor y el resentimiento son altamente efectivos en la posmodernidad. Además, el algoritmo de las benditas redes sociales aceleró la adicción a la dopamina y a otras sustancias que se generan en el cerebro de millones de mexicanos, quienes se acostumbraron a la exposición continua y prolongada a ese tipo de mensajes “estimulantes”. Gracias a ello, el debate político se resuelve con falacias revestidas de emotividad. El recurso se ha convertido en una práctica recurrente en las conferencias mañaneras.