Las lecciones que nos dejan las elecciones del 2023 son muchas y muy importantes para lo que viene en el 2024. En esta ocasión quiero compartir algunos hallazgos que arrojó nuestra última encuesta de preferencias electorales que levantamos en mayo del 2023 en el EDOMEX y cuya estimación, por cierto, resultó muy precisa. Nuestra encuesta le dio 44.8 por ciento de las preferencias a Alejandra del Moral y en la elección obtuvo el 44.5% de los votos, mientras que a Delfina Gómez la encuesta le dio 53.6 por ciento de las preferencias y obtuvo el 52.7% de los votos.
El tema del que voy a mostrar algunos datos se relaciona con el fenómeno de la abstención ¿Por qué no votaron los que no votaron en las pasadas elecciones del Estado de México? No era el propósito del estudio dar respuesta a esa pregunta pero encontramos datos que pueden ser interesantes y servirán de indicativos para posteriores investigaciones.
Partimos de identificar como se comportó el 49 por ciento de informantes que no manifestaron una preferencia electoral en nuestra encuesta. Suponemos, para efectos del análisis, que quienes no tenían una preferencia en la encuesta se quedaron sin votar en esas elecciones. La participación en esa elección fue cercana al 50 por ciento, una proporción muy similar a la que nos arrojó la encuesta.
Variables del entorno social
Observamos que la participación es alta conforme mejora la percepción del rumbo del país, ya que votó el 60 por ciento de quienes declaran que está mejorando, de los cuales el 81 por ciento votaría por Delfina Gómez contra el 18 por ciento que lo haría por Alejandra del Moral. En contraste, solo el 49 por ciento de quienes ven al país retrocediendo decidieron votar, de los cuales el 78 por ciento lo haría por Alejandra del Moral y el 18 por ciento por Delfina Gómez. Claramente una variable que determina la participación y el sentido del voto es la percepción sobre el rumbo del país.
Votó el 59 por ciento de quienes perciben que está progresando el EDOMEX, de los cuales el 62 por ciento declaró que votaría por Delfina Gómez contra el 38 por ciento que lo haría por Alejandra del Moral. Mientras entre quienes perciben retrocediendo al EDOMEX la participación fue del 54 por ciento y la preferencia en este segmento mostró un empate en 49 por ciento entre ambas candidatas.
La confianza en la mejora del país también está altamente correlacionada con la participación electoral; conforme se incremente la expectativa de mejoría crece la participación y conforme se vuelve más pesimista crece la abstención. Participó el 65 por ciento de quienes dijeron tener mucha confianza en que el país mejore y el 53 por ciento entre quienes dijeron tener algo de confianza, mientras que la participación cae al 45 por ciento entre quienes tienen muy poca confianza y al 42 por ciento entre quienes dijeron tener nada de confianza en que el país pueda mejorar.
Los que declaran que su situación económica personal y familiar mejoró en el último año votaron en una proporción del 57 por ciento, los que dicen que su situación se mantuvo igual de bien participaron en un 49 por ciento, los que su situación es igual de mala participaron en un 61 por ciento y solo el 48 por ciento de los que empeoró su situación económica participaron en la elección. Es decir, no observamos una correlación clara entre la situación económica de los informantes y la participación en las elecciones. Sin embargo, sí encontramos una correlación con la intención de voto, ya que conforme empeoraba la situación económica de los informantes crecía el voto a favor de Alejandra del Moral, al pasar de 25 por ciento entre los que declaran que su situación mejoró al 70 por ciento entre los que empeoró.
Por problemática prioritaria también hay hallazgos interesantes. Los informantes que declaran a la seguridad y al empleo como la problemática cuya atención es prioritaria votaron en una proporción de 56 y 54 por ciento, respectivamente. Quienes declararon que la salud es el problema prioritario votó el 51 por ciento, mientras que quienes declararon a la economía y a la corrupción solo participó el 45 por ciento. En todos los segmentos gana Delfina Gómez en intención de voto, lo que significa que la problemática prioritaria no fue un factor determinante de las preferencias electorales y Alejandra del Moral no ofreció soluciones convincentes en alguno de estos temas. Los que menos participaron decidieron abstenerse porque ninguna de las candidatas fue una opción que les despertase confianza o esperanza de mejorar. Particularmente destaca el caso de quienes declaran a la corrupción como la prioridad ya que fueron ellos los que más se abstuvieron, lo cual significa que ambas candidatas eran percibidas como incapaces de atender esa problemática.
Variables del entorno gubernamental
Las aprobaciones del presidente de la República y del gobernador del estado sí tuvieron mucho peso en la decisión del voto. Alrededor del 61 por ciento de quienes aprueban mucho el trabajo de ambos mandatarios decidieron participar en las elecciones. El 86 por ciento de quienes aprueban mucho a López Obrador votarían por Delfina Gómez, mientras que el 73 por ciento de quienes aprueban mucho a Alfredo del Mazo votarían por Alejandra del Moral. Entre los que aprueban poco y desaprueban poco al presidente de la República se observó una mayor abstención, mientras que crece la participación entre quienes lo desaprueban mucho. También observamos un patrón en la intención de voto; conforme crece la desaprobación de los gobernantes, aumenta la intención de voto a favor de la candidata de la oposición al respectivo gobierno. Mientras más desaprueban a Del Mazo, mayor es la intención de voto por Delfina, mientras más desaprueban a López Obrador, crece la intención de voto por Alejandra.
Los programas sociales tanto de la federación como del estado sí tuvieron un papel en las elecciones, aunque no tan relevante como quizá se supondría. Observamos que crece la participación en las elecciones entre los que tienen algún beneficiario de programas sociales en su núcleo familiar inmediato. Votó el 59 por ciento de los que tienen beneficiarios de programas federales y el 54 por ciento de programas estatales. Delfina Gómez ganó entre los beneficiarios de ambos niveles de gobierno, lo que nos sugiere que la candidata de MORENA obtuvo el voto mayoritario entre los segmentos de menores ingresos y escolaridad. Mientras que Alejandra del Moral ganó entre los que declararon no tener beneficiarios de programas federales en su familia.
La demanda de cambio es otro factor interesante en el comportamiento electoral. El 57 por ciento de quienes optan por la continuidad de rumbo en el estado participaron en las elecciones y tenían una mayor intención de voto por Alejandra del Moral. Solo el 51 por ciento de los que demandaban cambio de rumbo iban a votar en las elecciones pero una gran mayoría lo haría por Delfina Gómez. Los que pedían continuidad con cambio (¿Le suena familiar amable lector?) votaron en una proporción de 60 por ciento pero dividieron casi en proporciones iguales sus preferencias entre una y otra candidata.
Los que demandaban cambio de grupo en el gobierno no salieron masivamente a votar, solo participó el 50 por ciento, pero el 62 por ciento lo haría a favor de Delfina Gómez. El 63 por ciento de quienes optaban por la continuidad del grupo en el poder salieron a votar y el 61 por ciento apoyarían a Alejandra, el problema para del Moral fue que éstos representaron una parte menor del electorado.
Conclusiones
Quien debía de vencer a la abstención era Alejandra del Moral y no lo hizo. Su oferta no fue capaz de conectar con las expectativas de amplios segmentos de la sociedad que habrían votado en contra de MORENA pero prefirieron abstenerse de participar en las elecciones.
Alejandra del Moral no fue una candidata legítima de oposición al gobierno de la autollamada cuarta transformación. A pesar de que se tenían identificados segmentos sociales que mostraban una tendencia de voto favorable, por ejemplo aquellos que estaban inconformes con el rumbo del país y con poca o nula confianza en que pudiese mejorar. En esos segmentos se observó una mayor abstención que entre los que tenían una mejor percepción y expectativa del rumbo país. Si Alejandra del Moral hubiese sido capaz de convencer a esos segmentos se salir a votar, quizá el resultado habría sido diferente para su causa.
A pesar de todas sus limitaciones y de la carga negativa por los antecedentes de Delfina Gómez como presidenta municipal de Texcoco o como Secretaria de Educación Federal, fue capaz de posicionarse como opción de cambio. Su mensaje fue sencillo y eficaz, aunque sus resultados en términos de rentabilidad electoral no son tan esperanzadores para el régimen.
Otro factor que deja dudas de la complicidad del gobernador es el comportamiento de los beneficiarios de programas sociales del estado. La evidencia estadística muestra que ese segmento votó por Delfina Gómez, lo cual me parece extraño en una entidad con estructuras políticas y de gobierno muy experimentadas para la operación de elecciones.
Les comparto las tablas con los datos para que aquellos estudiosos de estos temas electorales. Que ganen algo los que tengan ojos para ver y cabeza para comprender.