Amigos, muchas veces hemos escuchado decir que, en los matadores, su tauromaquia adquiere mayor proyección cuando hay más experiencia y madurez. Y es que el pasado domingo en la Plaza de toros México, vimos a Uriel Moreno “El Zapata”, con 24 años de alternativa y Jerónimo con 21 con actuaciones de enorme calado en los tendidos, desde luego cada uno con su sello y en su tauromaquia.
Ambos recibieron el doctorado en El Relicario de Puebla y desde entonces han sorteado las diversas circunstancias que les ha planteado la profesión en sus respectivas vidas. Pero vamos un poco más a fondo, se dice que el toreo es un reflejo de la vida, entonces hay que preguntarnos, qué ha pasado en estos dos matadores para que su toreo tenga esa proyección que dejó gratos momentos en los diletantes el pasado domingo con una corrida de Pozo Hondo que en términos generales se dejó torear. Como diría la psicóloga Maité Nicuesa: “dos o más adultos de una misma edad pueden mostrar un nivel de madurez distinta”. Y es que la madurez emocional muestra la evolución vital de un ser humano que a lo largo de la vida ha experimentado un recorrido interior definido por un crecimiento como persona. Es cierto que la tauromaquia de “El Zapata” y la de “Jero” son conceptos ya marcados (cada uno en su estilo) y no de ahora, sino desde siempre. Es el sello distintivo de su profesión, pero entonces, ¿por qué generó ese impacto a los tendidos?
La psicóloga Maité nos dice que la madurez emocional es la capacidad de estar a la altura de la excelencia que la propia vida plantea en los retos cotidianos, en los problemas, en la amistad, en el amor, en la familia, en el presente, en los objetivos… Es decir, es la capacidad de ser y actuar desde tu mejor versión en cada circunstancia. Y eso se refleja en las acciones de su toreo. No hay esa carga emocional que se arrastra como loza pesada de las cosas que ya pasaron o ese afán de inventar a alguien que no son, sino por el contrario, disfrutan y hacen disfrutar del aquí y el ahora siendo la mejor versión de sí mismos. El matador Uriel me decía en una entrevista “yo había escuchado que a toreros como a Lorenzo Garza los habían llevado en hombros hasta el hotel, pero que me suceda que me lleven en hombros por la avenida Insurgentes es algo muy bonito y que agradezco mucho… este es el triunfo más importante porque es el de ahora. Lo de atrás, quedó en el pasado”. Si algo nos queda de estos matadores como reflexión es que disfrutan y hacen disfrutar.
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